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¿Por qué congregarse?

 

¿Sabía que Jesús asistía a la iglesia?  Esto es algo que no oímos a menudo, pero es verdad.  Si queremos seguir e imitar a Jesús, entonces debemos seguir Su ejemplo; Jesús se tomó la costumbre de asistir a los servicios del templo.

Una vez, cuando Él se había alejado de Sus padres siendo niño, fue luego hallado en el templo.  Cuando María y José finalmente lo localizaron, Su explicación por Su desaparición fue:

… ¿Cómo es que tuvieron que buscarme?  ¿No vieron ni sabían que es necesario [como un deber] que yo estuviera en la casa de Mi Padre y me [ocupara] en los negocios de Mi Padre?
(Lucas 2:49, V. Ampl.)

Como adulto, si usted estuviera buscando a Jesús, un lugar que definitivamente lo encontraría es enseñando en la sinagoga.

En todo lo que Dios nos manda a hacer, tenemos la decisión de obedecerle o no obedecerle.  Hebreos 10:25 dice: “No dejando ni descuidando el congregarse [como creyentes], como el hábito que algunos tienen, sino amonestándose (advirtiendo, instando y alentando) unos a otros…” (V. Ampl.)  Él había mandado por medio de Su Palabra que nosotros deberíamos reunirnos con otros creyentes en un ambiente corporativo.

Observe que Dios dijo que algunos dejan esta práctica.  Esto simplemente significa que ellos la ignoran y se alejan de ese hábito.  ¿Por qué Dios toma tan seriamente esto?  Debido a que congregarse con otros creyentes en la iglesia nos permite conectarnos con otros para recibir fortaleza y aliento.  Cuando vamos a la iglesia, aprendemos a aplicar la Palabra de Dios a nuestras vidas para vencer las cosas que atravesamos.  Recibimos la sabiduría que necesitamos para vivir victoriosamente en nuestras vidas diarias.

Si usted es un cristiano, es parte del Cuerpo de Cristo.  Dé honor a Dios obedeciendo Su Palabra con un corazón dispuesto y obediente.  ¡Considere las cosas maravillosas que Dios ha hecho por usted!  Entre a Su presencia en un ambiente corporativo para darle gracias y para alentar a un hermano o hermana en Cristo.  Usted puede ayudar a cambiar la vida de alguien para siempre inspirándolos a hacer a Jesús su Señor y Salvador.  Permita que su entusiasmo por el reino de Dios sobreabunde en las vidas de otros.

Dios quiere que usted desee Su presencia y que tenga gozo cuando está en Su casa de adoración.  Siga el ejemplo de este ardiente salmista, quien con un corazón ferviente hacia Dios proclamó:

¡¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos!  Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.  Aun el gorrión halla casa, y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos, cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos, rey mío, y Dios mío.  Bienaventurados los que habitan en tu casa; perpetuamente te alabarán.  Selah.  (Sal. 84:1-4)

¡Sólo leer esa escritura tiene que emocionarlo!  Usted se sorprenderá cuán bendecido estará cuando tenga tanto gozo al experimentar la presencia del Dios Todopoderoso.

 

 

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