Matrimonio bendecido
“Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre.”
Proverbios 5:18-19
La Palabra de Dios nos instruye para que en todos los aspectos de nuestras vidas podamos disfrutar de las bendiciones del Padre.
Dios es un Dios de familia, Él nos diseñó para habitar en una. ¡Él mismo es el Padre de una Gran familia, la familia de la fe!
Dios quiere que usted sea feliz, que sus hijos sean felices, que haya buenas relaciones en su hogar. El único interesado en arruinarlo todo es el diablo. A él le gusta estropear lo que Dios formó, y en la medida en que una persona le da lugar en su hogar, él hace estragos. ¿Y cómo lo hace?
Una de las herramientas que más utiliza es la comparación. El esposo le dice a la esposa: “Mirá la vecina, ella hace todo bien, pero vos…” O ella le dice: “Vos no sos romántico como el galán de la novela” y así miles de cosas más. El diablo se encarga de hacerle creer que lo de afuera es mejor que lo suyo.
Pero ¿qué dice Dios?: “Bendito sea TU manantial”, usted no tiene habilitado el manantial del vecino.
Es de sabios saber apreciar lo que Dios le dio. Valorice a quien tiene a su lado y disfrute de su matrimonio. Ya no diga “este viejo/a me tiene cansado”; diga: “ven preciosa gacela” o “qué desea mi príncipe azul.”
Si usted comienza a valorar y expresar su amor hacia los que lo rodean verá cómo su hogar irá cambiando, se tornará en un hogar de amor, de paz, donde usted disfrutará pasar tiempo.
Sea sabio, no se deje engañar por el diablo, lo mejor para usted está en su hogar. Esa es su cisterna.
Oración: Padre, gracias por mi esposo/a. Lo bendigo. Él/ella es la mejor persona para mi vida. Tú nos has unido para llevar adelante una familia de bendición. Haré que mi hogar sea como el cielo en la tierra. Gracias porque tu amor todo lo cambia. En el nombre de Jesús. Amén.
Apóstol Juan Crudo
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