La recompensa del ganador
Debido a que no es ni exclusivo ni dominante, ¡el concepto de Dios de ganar es una buena noticia para todos! Entonces todos podemos gozosamente estar de acuerdo con Romanos 8:37 y decir: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” ¡Nosotros nacimos (de nuevo) ganadores!
En este punto, una mentalidad religiosa a menudo toma el control y dice (muy piadosamente): “Sí, seré un ganador algún día porque mi recompensa está en el cielo.”
Bueno, por supuesto, tenemos una recompensa eterna esperándonos en el cielo. Es una recompensa maravillosa, indescriptible. Pero la provisión de Dios de victoria no comienza cuando dejamos este cuerpo. La redención se aplica ahora, a toda área de la existencia humana.
Se nos ha otorgado dominio acá en esta vida terrenal. ¿Cómo puedo estar seguro? Porque estamos “en Cristo Jesús” y Él ha dicho: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mateo. 28:18).
¡El poder que nosotros tenemos en Jesús nos hace ganadores en esta vida! En lo que respecta a nuestros cuerpos – nos trae salud. En lo que respecta a nuestras finanzas – nos provee de todo lo suficiente en todas las cosas. En nuestras relaciones – provee paz y armonía. Resumiendo, la recompensa del ganador en Dios es victoria en cada área de la vida.
Formas de Ganar
Ok, ahora seamos prácticos. Una cosa es saber que Dios quiere que usted sea un ganador. Otra cosa es saber cómo convertirme en uno.
Afortunadamente, Dios nos ha dado Su Palabra para guiarnos a nosotros y a grandes hombres de la fe para ser nuestros ejemplos. Y en lo que respecta a ser un ganador, pocos pueden enseñarnos más que el apóstol Pablo en su carta a los filipenses.
Filipenses es un libro sobre ganar escrito por un ganador. Sí, Pablo experimentó muchas dificultades en su vida. En realidad, él estaba en una prisión romana cuando escribió a los filipenses. Pero Pablo nunca vivió por debajo de sus circunstancias. En cambio, él vivió por encima de ellas y las controlaba.
Vemos esto aún en el tema de vivir y morir. En Filipenses 1:23,24, Pablo dice que él está teniendo un trabajo duro para decidir si continuar y estar con el Señor o quedarse en su cuerpo terrenal un poco más. Él finalmente decide permanecer porque “… morar en la carne es más necesario para ustedes (mis compañeros filipenses)”.
Más adelante, en 2a Timoteo 4:7, Pablo dice: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.” Nadie pudo quitarle la vida a Pablo hasta que él y el Señor decidieron que había terminado. Esto es lo que yo llamo estar por encima de sus circunstancias.
Su Destino Divino
¿Qué es lo que hizo a Pablo tal ganador sobresaliente? Creo que podemos encontrar la respuesta a esa pregunta en Filipenses 3:12-14:
”No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
Mire de nuevo a la primera porción de ese versículo: “… por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.” Pablo está diciendo ahí que él sabe que fue asido, o capturado por Jesús para un propósito especial.
Asimismo, Jesucristo, a través de la agencia del Espíritu Santo, lo eligió a usted para una razón. Usted tiene un destino único, divinamente asignado. Si quiere ser un ganador, usted, como Pablo, debe proponerse en su corazón seguir ese destino divinamente ordenado.
Note que Pablo también dice: “…yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado”. En otras palabras: “Todavía no he llegado.”
Nosotros deberíamos tener la misma actitud. Nunca descanse en sus laureles. En lo que respecta a disfrutar todo lo que Dios quiere que usted tenga, no lo ha alcanzado todavía. Entonces nunca quede satisfecho con el status quo.
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