Hay dos veces cuando una persona se frena: después de una derrota y después de una victoria. Eliminar este tipo de hábito de dejar las cosas para después incrementa el ímpetu.
No pare después de un éxito, mantenga el ímpetu hacia delante en marcha.
Siga Adelante para Hacer Más
Uno de los grandes premios de la victoria es la oportunidad para hacer más. El problema es que nos hemos vacunado con pequeñas dosis de éxito, lo cual nos impide atrapar lo verdadero.
Cuando estaba pensando sobre la fuerza del ímpetu, yo no podía sacar de mi mente un cuadro de una gran roca en la cima de un cerro. Esta piedra representa nuestras vidas. Si movemos la piedra de un lado a otro y seguimos moviéndola, su ímpetu la hará casi imparable. Lo mismo es cierto sobre nosotros.
La Biblia nos promete el ímpetu divino de Dios en nuestras vidas. En Filipenses 1:6 el Apóstol Pablo escribe: “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.” El ímpetu de Dios siempre resulta en crecimiento.
Hay cinco maneras de tener ímpetu divino en su vida:
- Sea fructífero (2 Cor. 9:10)
- Hable la verdad (Ef. 4:15)
- Sea espiritualmente maduro (Heb. 6:1)
- Desee la Palabra de Dios (1ª Pedro 2:2)
- Crezca en la gracia y el conocimiento de Jesús (2ª Pedro 3:18)
La definición de Dios del ímpetu espiritual se encuentra en 2ª Pedro 1:5 (NVI)
Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
¡Suelte cualquier cosa que lo frene y siga adelante!
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