“Porque la tierra se llenará del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.”
Habacuc 2:14
¿Entiende usted qué es la gloria de Dios en este tiempo? Si no entiende, es lo primero que debe conocer para poder ver la gloriosa invasión que viene.
Vayamos al Antiguo Testamento para revisar cómo se manifestaba la gloria en aquellos tiempos. Podemos ver, si recordamos un poco, que la gloria se manifestaba de diferentes formas pero siempre visible y detrás de cada manifestación sucedían cosas poderosas.
La definición en ese entonces era: una sustancia celestial o una manifestación sobrenatural de la presencia de Dios. Veamos un ejemplo.
“Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza…” Éxodo 3:2
El Ángel de Jehová es Dios mismo que lo llamaba para mostrarle su propósito en la tierra. Se manifestó sobrenaturalmente para algo glorioso.
En el hebreo gloria quiere decir “riqueza, abundancia, esplendor, honor, honra.” Dios forma nuestra vida como una vasija de honra. Y esto quiere decir que la gloria de Dios en este tiempo está dentro de nosotros. Porque ahora estamos en Cristo, y él vive dentro nuestro y somos nosotros los responsables de revelar esa gloria en todo lo que vamos completando.
En Génesis 45:13 vemos a José haciendo visible la gloria de Dios: “Haréis, pues, saber, a mi padre toda mi gloria en Egipto, y todo lo que habéis visto…” Él había llegado a una posición elevada. Y usted se preguntará ¿cómo manifestó la gloria de Dios? A través de toda la abundancia y riqueza que había obtenido hasta ese momento.
Todo lo visible tiene que mostrar que la gloria de Dios está en nosotros. El depósito está dentro de nosotros y la gente lo va a reconocer cuando esa gloria que lo está llenado salga afuera y la manifestación sea visible.
Las riquezas celestiales han sido depositadas en vasijas terrenales. Usted es una vasija terrenal y las riquezas son los talentos, dones y ministerios que Dios puso en su vida.
“A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es cristo en vosotros, esperanza de gloria.”
Colosenses 1:27
Ahora que usted ya sabe qué es la gloria y en dónde la puede encontrar y ver, lo invito a observar algunos aspectos relacionados con su manifestación en estos tiempos.
En Juan 2:11 dice: “Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.” Vemos acá que Jesús manifestó su gloria cuando transformó el agua en el mejor vino. No dice cualquier vino, el más barato, sino el mejor vino. Allí se vio su gloria en lo mejor que él pudo haber hecho en aquél lugar para aquellas personas. En el Nuevo Testamento la gloria fue manifestada a través de Jesús.
Mire algo importante: todo lo que Dios comienza en su vida es para conseguir lo mejor. La gloria de Dios abarca algo que es excelente. Nunca puede ser una pobre manifestación. Siempre es algo milagroso, maravilloso. Cada cosa que Él nos ofreció vino envuelta en gloria: la salvación, la prosperidad, la bendición, la sanidad.
Usted es un portador de la gloria de Dios ¡No lo olvide! La gloria ya vive en usted, no tiene que recibirla, ya la posee. “Cristo en nosotros es esperanza de gloria”Y hay ciertos niveles que usted debe superar en su vida. Todo lo que corresponde a su manera de vivir lo tiene que ir superando. Cambiar su manera de pensar por la de Dios, renovar el entendimiento con la Palabra (Romanos 12:2). La buena voluntad de Dios es la excelencia y la tenemos que alcanzar, en eso hay gloria. Usted puede alcanzar la excelencia por medio de la transformación que produce la Palabra. ¿Cómo se consigue? Renovando la mente todos lo días.
Para terminar quiero hacerle una advertencia: que la gloria habite dentro suyo no quiere decir que se vaya a manifestar de manera poderosa. ¿Qué quiere decir Apóstol? Que si hay pensamientos incorrectos o acciones fuera de la Palabra la manifestación de la gloria se detiene. Y quizá me pregunte: pero si Dios lo ha planeado ¿por qué no se manifiesta? Porque nosotros la detenemos quizás con algún pensamiento acomplejado. No se desenfoque. Nuestro modelo se llama Jesús. A él debemos mirar para vivir una vida de manifestación de su gloria. No lo olvide. La gloria vive en usted y usted es el responsable de manifestarla.
Oración: Padre, hoy reconozco que soy una vasija de honra preparada para mostrar al mundo tu gloria. Creo que la tierra se llenará del conocimiento de tu gloria y estoy dispuesto a ser el instrumento para revelarla. Hoy decido quitar todo lo que detenga tu gloria. Voy a renovar mi mente con tu Palabra. Quiero agradarte y cumplir con el propósito por el que me creaste. Lo haré, en el nombre de Jesús, amén.
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