En el nombre de Jesús, tomo una decisión ahora de usar la fuerza de la paz. Mi corazón no será atormentado. Es mi responsabilidad ver que yo no seré atormentado sino que me aferro a la Palabra de Dios. Y aferrándome a la Palabra de Dios, me aferro a la paz de Dios. Yo guardo mi mente y mi corazón con la paz de Dios, y declaro ahora que no ignoraré más el sistema de seguridad interno llamado paz.
La paz es mi árbitro. La paz es mi amiga, y la paz me dirigirá al lugar de calma con Dios. Declaro ahora mismo en medio del problema: “Paz, calma.” En mis finanzas, “Paz, calma”. En mi matrimonio, “Paz, calma”. En toda área de mi vida, “Paz, calma”.
Gracias, Padre, por tu pacto de paz. Debido a él, yo tengo seguridad en medio de la tormenta. El miedo y la frustración no tienen lugar en mi vida. La preocupación no tiene lugar en mi pensamiento. Yo camino en la paz de Dios y en el consuelo del Espíritu Santo. Ahora recibo el pacto de paz en el nombre de Jesús. Amén.
La Palabra de Dios en la cual me afirmo, me trae calma. Palabra de Dios, no te permito que te vayas de mí. No permitiré que esta tormenta quite la Palabra de Dios de mi vida. Me mantendré aferrado a esta Palabra. Mantendré mi mente establecida y permanente en esta Palabra.
Confieso que sé que sé que Dios es capaz de hacer lo que dijo. Y permitiré que eso se establezca como ancla en mi mente. Permitiré que la paz sea un ancla en mi alma. No me importa cuán difícil se pone; no importa cuál es el problema – no voy a perder mi paz. En tanto que no echo a perder mi paz, Satanás no puede robarme la Palabra de mi corazón.
El Señor me vigilará y guardará con una paz interna y externa porque mi mente y pensamiento están siempre apoyados en Su dirección.
Confieso que estoy guardado y protegido por la poderosa paz de Dios que obra en mi vida. Se levanta para dominar mi mente; controla mi pensamiento; y determina la condición de mi vida y el ambiente donde vivo y trabajo.
No soy afectado por las circunstancias que me rodean, porque esta paz sobrenatural se para en la puerta de mi mente y emociones para monitorear todo lo que trata de tener acceso en mí. A causa de que no permito que entren en mí ninguna preocupación, ansiedad, pánico, ni inquietud, permanezco libre, calmo, y en paz – ¡aún en situaciones difíciles que en el pasado me enojarían! ¡Declaro esto por fe en el nombre de Jesús! |